Quien tiene un libro tiene un tesoro. Tiene una forma de conectar consigo mismo o de viajar (y de escapar). Leer nos da nuevas perspectivas para ver y entender el mundo y a nosotros mismos. Para activar la imaginación, la empatía, la atención. Mejorar la memoria, y, en definitiva, ejercitar el cerebro y proteger nuestra mente.
“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”. Miguel de Cervantes
Ay urbanita, aún con todo, leemos poco. El móvil, Tik Tok, Netflix, Instagram, Twitter, Prime Video, Disney +, Spotify, YouTube… parece que hay mil formas de entretenimiento que nos apetecen más que sentarnos y disfrutar de una buena lectura. Nos da pereza o perdemos fácilmente la concentración con cualquier notificación. Y es que leer requiere tiempo y atención. Es un momento donde todo nuestro cerebro está activo y trabajando al 100%, y más si es un texto algo complejo o que requiere de una gran compresión global.
Algo que, según varios estudios fortalece nuestras conexiones neuronales. Protegiéndonos de enfermedades neurodegenerativas o al menos ralentizando el proceso de degeneración. Es como esa rutina de ejercicio o de skincare. Nos cuesta empezarla, pero sabemos que nos aportará grandes y saludables beneficios.“El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.
Porque la lectura no sólo fortalece a nuestras neuronas como si de un gimnasio se tratase, sino que también mejora la memoria. Al leer hacemos que el cerebro se acostumbre a recordar personajes, tramas y detalles, convirtiéndose en un gran ejercicio mental. Sobre todo si lees Juego de Tronos, a Ken Follett o las nuevas sagas de Brandon Sanderson y sus miles de personajes. Además de ampliar nuestro vocabulario aprendiendo nuevas palabras en nuevos contextos (o incluso en nuevos idiomas).
“El libro es fuerza, es valor, es fuerza, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor». Rubén Darío
Pero al leer también aprendemos nuevas culturas, nuevas formas de ver el mundo. Además de aprender de los errores y vivencias de los personajes (tanto reales como ficticios). Así, Viajamos a otras realidades y otros mundos con un nivel de inmersión que podemos llegar incluso a olvidarnos de nosotros mismos. Todo lector forofo ha sentido como un libro lo atrapa y no le deja ir, o al terminarlo sigue sintiendo como suyo todos esos paisajes y momentos. Conectando con los personajes, con sus historias, sus problemas y sueños, mejoramos nuestra empatía, nuestra interacción social y nuestra inteligencia emocional. Además de activar las famosas ‘neuronas espejo’.
En definitiva, leer nos ayuda a reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad, calmar nuestra mente y darnos muchos, muchos momentos de felicidad. Una forma de alejarnos de los problemas de alrededor que tanto nos preocupan y encontrar un mundo enteramente para nosotros. Para descubrirlo a nuestro ritmo, sin prisas. Puede que de entre todas nuestras lecturas, demos con un libro que de verdad conecte con nosotros. Nos de una señal, una nueva idea, perspectiva o rumbo de vida. Una vez das con ese libro “escrito para tí”, la lectura se convierte en el más feliz de nuestros hobbies.